martes, 19 de noviembre de 2013

Estaba pero no está.

            Persistencia.

 Me dio risa la primera vez que le mire, se veía muy tranquila. De la nada, pareció preocupada y corrió cayendo unos centímetros adelante; me apresuré a ayudarle puesto que me pareció alguien interesante. Hablamos, hablamos sobre cosas, hablamos sobre ella. Tan frágil, tan bella y tan distinta; fue una gran tarde.

           Suena un teléfono...

         -¿Hola?
         -¡Hey! ¿Café?
         -¡Claro!
         -Llego en veinte. -Colgó.


     Al salir me percaté de que ya estaba ahí, fue extraño estaba pero no estaba. Caminé, la sentí pero yo estaba sola. La vi, sonreí y grité su nombre bajé la cabeza sonriendo, lo que ya hacía, y al alzarla ella no estaba ahí. ¿Era una sombra?, ¿un fantasma?

Era real, ¿cierto?, ¡¿CIERTO?! Ella estaba ahí en ese parque era real, era real, era real, era real. ¿Estaba enloqueciendo?, ¿era tanta mi soledad que necesitaba crear a alguien?                                                                           
             Se abre una puerta.

         -Buenos días Nat, ¿qué tal amaneciste?, ¿lista para tu desayuno?
     -¿Quién eres? ¡YO NO SOY NAT!
     -Vamos querida, ya debes tomar tus pastillas.
     -¡NOOO! ¡SUÉLTAME! ¡SUÉLTAME, MALDICIÓN!
   (Hablando por comunicador)
     -Necesito ayuda con la paciente 33.

       Llegan otras personas vestidas de Doctores a la habitación.

 Me sujetaron y me ataron a una cama, me inyectaron y volví a dormir. Así que todos los días era lo mismo, yo la veía. Ya sabía que estaba insana mentalmente y que yo la cree. Yo cree todo, yo estaba loca, ¡YO ERA UNA MALDITA LOCA! No, no lo era, yo estoy bien. Esto es una historia pero, ¿la cuento yo o la cuentas tú?

Tengo que morir para estar con ella porque siempre que me acerco ella desaparece, ella nunca estuvo. Estuvo, estaba y no está. Pero yo la amo, ¿también tengo un desorden sexual? Debería amar a un chico, ¿a quién le hablo? No hay nadie aquí. ¿Sabes? Morirás tú, moriré yo. Soy una insana, eso dice mamá, ella no me quiere; me abandonó aquí estando muy joven, me dejó con los hombres malos, me dejo con ella. Ella es mi perdición. ¿Cómo puede alguien a quien amas hacerte tanto mal? Dicen que estoy más loca gracias a ella y que "loca" es una palabra inadecuada. ¿Es ella el enemigo?, ¿ella está causando mi lenta consumación? La amo pero no la amo, estaba pero no está. 

Me consumió...

        ¿Me consumió?

 Sí, ella me consumió, me asesinó, me dejó morir. Ella me suicidó.

martes, 1 de octubre de 2013

Uno.

El estado irreverente. 

No sé cuándo sucedió o cómo ella sucumbió pero a él le agradó la idea de que pudiese tenerla cual objeto consumido al alba. Ella era una muchachilla fácil, excéntrica pero muy fácil. Fácil de amar, fácil de conocer, fácil de descubrir, su alma era un libro abierto, mente práctica y de interés socio aprehensivo.
No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Él la vio, tardía a su casa. Ella casi corriendo no se encontraba y torpe tropezó. Al levantarla el la deseó, la deseó al consumo infinito pasional, pecó. Miedosa a través de su espanto huyó. No conoció amor o deseo antes de verle a Él, tan fuerte. Al verle otro día, a su cita asistida, sintió confianza. De la misma confianza que se le tiene al mejor amigo y sin conocerle se le prestó. Sintió conocerle antes y la tomó, suya, le hizo el amor y se unieron en carne, pasión y plenitud. Éxtasis mortal pues al dejarle por la mañana, desnuda, incoherente, le amenazó la incertidumbre de la depresión y así tan fría, sola y aparentemente desgastada, la tristeza la consumió a tal grado de hacerla una mujer sin gestión, sin alma, sin aserción. Murió. De Él jamás se supo, nadie le conoció, nadie le vio con Ella. Era sólo un mal recuerdo, una historia inventada, un pretexto, una alucinación, un fantasma. ¿Le robó la vida o fue la psicosis de la amante ciega la que la orilló a consumirse como una rosa ante la vibra desgraciada? No se sabe, pero el sentimiento fue real, Ella lo supo pues Ella conoció el amor. El amor en mente, en locura.