jueves, 3 de abril de 2014

Pusilánime.

               ORIGEN. 


      Me siento muy irritada. Estoy cansada, estresada y no tengo ganas de nada. Ni de hablar, y así me la paso días, semanas y sucesivamente; no me siento yo misma, ni siquiera viva. 

      No sabes lo que es ser yo, el trabajo que cuesta, no puedes entenderme, nadie puede hacerlo. Porque ni yo misma sé lo que es ser yo. Duele, todo el tiempo duele. Hay una revolución muy grande en mi cabeza y se extiende y se expande y me mata, me mata lentamente, me hace menos, me agobia, me acribilla. No me entiendo, no la entiendo, no te entiendo. Estoy perdida, desolada, pusilánime. 

     No siento nada, estoy apagada, no brillo, no me enciendo. Estoy amargada.
     No estoy contenta, no estoy triste, no estoy viva, no estoy yo. Estoy melancólica.

     Y así me quedo, fría, sin ánimos, llena de pánico. Y con exámenes y calificaciones terribles, y problemas y mentes hermosas. Estoy confundida, no participo en mi propia vida, soy un alma triste, no sonrío, sonrío por compromiso, quiero verme feliz, quiero verme llorar, quiero verme gritar, y caer, y subir y bajar, y morir, y vivir, y saltar a un vacío para luego llenarme. 

      ¿Cómo alguien podría amar algo tan podrido? Estoy podrida, vacía, amarga, torpe, descontrolada, triste, por los suelos, condenada, pusilánime. 

      No me gusta la monotonía y ésta ha invadido mi vida, mis palabras ya no son palabras. Son balbuceos torpes. Mis amigos ya no son amigos. Son conocidos. El amor ya no es amor. Es pasatiempo. La vida ya no es vida. Es parásito. Yo ya no soy yo. Soy dolor. 

      Soy tan pusilánime que la vida me cuesta trabajo, el amor me cuesta la vida, la amistad me cuesta el trabajo, la arrogancia me cuesta todo. Y me pudro en melancolía, y me pudro en amargura, y me pudro en sarcasmos, y me pudro en risas falsas. 

      Y me muero, muero, muero, muero; y me ahogo, ahogo, ahogo, ahogo. Y así sucesivamente hasta que ya no exista ni mi sombra y nadie me recuerde. O me recuerden. Por ser tan depresiva y oxidada, y oscura y estar tan gris. Y hay gente que afirma haber colores después del grisáceo opaco pero yo no lo he visto, no reconozco colores, no reconozco amor, el amor es el color. Y eso me falta. Me falta amor, amor, amor, amor. Y me voy apagando, y me voy enfriando, y me voy entiesando, y estática quedaré en el llanto hallado en mis ojos.